Si pudiéramos leer la mente de los
demás y descubriéramos lo que piensan de nosotros: ¿qué hallaríamos? Podría
parecerse a lo que hubiéramos adivinado o podría ser tan diferente que incluso se
vería como el retrato de otra persona totalmente. Siempre existen atributos que
nos describen mejor, pero no necesariamente muestran nuestra verdadera
identidad.
Hay acciones que tomamos que
están cegadas por sentimientos y su respuesta da una impresión equívoca de
quienes somos. Hay reflejos que no podemos controlar y revelan sucesos del
pasado que nos moldearon algunas características. Existen momentos que
ocultamos quienes somos, para poder sobrevivir a los ambientes sociales a los
que estamos expuestos, o bien, para escapar de nosotros mismos. Todo esto nos
a lleva cuestionarnos quiénes somos realmente y si vale la pena la impresión que
estamos dejando a los demás; si estamos comunicando lo que pensamos y sentimos.
Pues no es vida vivir sin mí;
puedo lidiar con la partida de muchas personas, puedo cambiar la dirección de mi
residencia, de puesto de trabajo, de carrera universitaria, puedo cambiar de
prioridades y alcanzar cosas que nunca hubiera imaginado, pero no puedo vivir
sin mí. Porque fui creado por Dios, Él me hizo para ser feliz y ser parte de Su
Reino, para disfrutar de Su libertad, Su amor y poner mis dones a su servicio.
Así que, a pesar de las
adversidades y cambios en las tendencias, a pesar de los terceros y sus
intenciones y a pesar de todo lo que he vivido, nunca me desprenderé de mi
esencia. Porque puedo crecer, evolucionar y madurar, pero no voy a renunciar a
lo que me apasiona, a lo que me recuerda la razón de mi existencia. A las
locuras que hago y pocos entienden, a lo que me pone de buen humor y siempre
me refleja. Más importante que mi huella digital, mi número de identificación
o mi estado civil, mi esencia prevalece a través del tiempo y es protegida y
respaldada por Cristo Jesús. Yo soy Su Heredero, yo soy feliz, yo soy
auténtico, yo soy el dato lejos del estándar, yo soy el que siempre he sido… yo
siempre seré yo.