miércoles, 9 de marzo de 2011

El Quick Pass de un ladrón


Una vez escuché en una película: los héroes son ficticios, los villanos son reales. Esta frase atrapa una realidad que nos golpea el rostro todos los días, en muchos casos ni siquiera se necesita salir de la casa para experimentar la violencia humana. En las calles se vive un caos sin dueño, donde el peligro muta y va adquiriendo un significado cada vez más cerano a "normal". Ya es normal que se tenga que cerrar la ventana del carro cuando nos detenemos en un semáforo, ya es normal que la gente vea un asalto en una parada y se quede quieta, también es comun caminar fijándose que nadie sospechoso camine detrás. El peligro es tan normal, que los periódicos y noticieros tienen un segmento de sucesos que es tan infaltable como el de deportes, y los periódicos amarillistas tienen cada vez más material para crecer.


Es una ausencia de héroes lo que estamos experimentando, invito a cada uno a hacerse una pregunta que solía ser graciosa por proceder de un programa humorístico: "¿Y ahora quién podrá defendernos?" Bueno... al menos en el mundo de Chespirito, el Chapulín Colorado era una alternativa contra la injusticia. Pero apartando la jococidad de la frase, en serio ¿quién puede defendernos? ¿Será la policía de nuestro país? Tan limitada en recursos y capacitaciones no tienen el peso suficiente para hacer frente a la delincuencia. ¿Serán los diputados, poder ejecutivo y sistema judicial? Mmmmm, pregunta tonta, ¿no les parece? Hasta ganas de borrarla me da, pero no lo haré pues quiero dejar claro un punto.



Y lo expondré mediante un ejemplo. El sábado pasado, dos amigas mías tenían que regresar a su casa en bus a eso de las doce de la noche, teniendo a Alajuela de destino fueron a una parada cerca del Real Cariari. Un automóvil se detuvo, salió una mujer para amenazarlas con un puñal y muy "burocráticamente" les demandó sus pertenencias a cambio de perdonarles la vida. Después del robo, mis amigas acudieron a la seguridad del Real Cariari donde pudieron llamar al 911 y reportar el robo, horas después la policía pudo dar con el vehículo, atrapar a los delincuentes y recuperar las pertenencias robadas. Suena a final feliz, pero esto es Costa Rica no Disney Channel.


El domingo, sin haber transcurrido 24 horas después del asalto, la policía liberó a los delincuentes con una fluidez propia de un Quick Pass, tal y como es "normal" en este tipo de situaciones y no es sorpresa para nadie. Es como un curso libre que hacen los ladrones: los atrapan, comparten conocimientos y nuevas técnicas de robo con otros colegas, pasan la noche fuera de casa y al día siguiente cada uno feliz sale a aplicar lo aprendido. Lo más bochornoso de esto es que mis amigas no podían recoger sus pertenencias hasta el lunes.... Ups, perdón, vuelvan el martes... No, en serio, ya el miércoles pueden recogerlas.... Bueno, la historia ustedes ya se la podrán imaginar, a esta fecha no han podido recuperar sus pertenencias.


¿De cuando acá el sistema judicial ofrece Quick Pass a los ladrones para que salgan rápido de esta situación? Mientras, las víctimas tenemos que hacer la larga fila para poder ser atendidos. ¡Que desprotección tan terrible! Del domingo al miércoles, ¿cuántas otras personas habrán asaltado mientras los bolsos siguen lejos de sus dueños? ¿Cuáles medidas aplica el gobierno para corregir estas deficiencias del sistema? Pronto no sólo seremos los ingenieros diciendo esto sino que todos los habitantes de Costa Rica: "Números, queremos números, gobierno". Lo que no se mide no se puede mejorar y lo que no se puede mejorar, ¿que funcionalidad tiene?